Un buen día nuestos caminos se cruzaron. Teníamos visiones generacionales diferentes, proyectos personales dispares y un tema continuo de discusión. Thais defendía que hombres y mujeres éramos iguales. Adro defendía que mujeres y hombres no podíamos ser más diferentes. Sin embargo nos pusimos a trabajar juntos en el Proyecto Íthaca y terminamos por entendernos y coordinarnos a la perfección.

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Nuestros proyectos, a partir de ahí, han incorporado la fusión de nuestras visiones, masculina y femenina, que no se contradicen sinó que se enriquecen. Tratando temas tan interesantes para nosotros como las nuevas masculinidades, la gestión del conflicto y la educación sobre la no violencia.